Más de 20 millones de personas en Brasil se quedaron por estos días sin poder acceder a sus cuentas de X, o ex Twitter. Se trata de uno de los apagones digitales más importantes de la historia en dicho país; y la imposibilidad de hacerlo se originó en una batalla legal que enfrenta la plataforma de Elon Musk en dicho territorio. Un conflicto que mezcla intereses no solo legales, sino también económicos, políticos; y por sobre todo, que obliga a reflexionar acerca de la trascendencia de las redes sociales en la vida democrática.
Recapitulemos brevemente qué pasó con X en Brasil. El juez del Tribunal Supremo Federal Alexandre de Moraes ordenó la suspensión a nivel nacional de la red social el 30 de agosto, después de que Musk se negó a nombrar a un representante legal en ese país. Esta decisión se tomó después de que el empresario cerró la oficina brasileña de X, el 17 de agosto, tras las reiteradas solicitudes de Moraes de eliminar las cuentas de figuras a las que acusaba de difundir desinformación y noticias falsas vinculadas con sectores del ex presidente Jair Bolsonaro. Moraes argumentó que la negativa de Musk a cumplir con las órdenes judiciales mostraba su intención de permitir la difusión de información errónea antes de las elecciones municipales de octubre de 2024.
El enfrentamiento entre Musk y Moraes escaló en las últimas semanas, pero todo comenzó con los ataques al palacio de Planalto, en enero de 2022. A partir de los asaltos en edificios gubernamentales en Brasilia, la Justicia comenzó a investigar a grupos sospechosos de difundir noticias falsas en redes sociales para influir en procesos políticos desde dichos acontecimientos.
La agencia Lupa -un medio brasilero especializado en combatir la desinformación- realizó una cronología en la que detalla que el 3 de abril de este año se conoció la filtración de correos internos de X en los que la empresa cuestionaba los pedidos judiciales para eliminar contenido de la plataforma y proporcionar datos de los usuarios luego de los incidentes en la capital. Después de conocerse esta filtración, Moraes incluyó a Musk en la investigación de las Milicias Digitales; y desde entonces, ambas figuras escalaron sus acusaciones.
El dueño de Tesla y de Starlink dijo que Moraes estaba ejerciendo “censura” contra X, y luego cerró la oficina local de la red social. Este accionar representó un hecho de rebeldía y de ilegalidad, ya que la ley brasileña exige que toda plataforma que quiera operar en su territorio debe contar con al menos un representante legal.
Brasil es casi como un continente aparte. Las diferencias van más allá de su magnitud geográfica y poblacional, pues se trata de un escenario con otro idioma y una diversidad descomunal de regiones, de subculturas y de intereses. A diferencia de países vecinos, Brasil avanzó en la legislación de diferentes aspectos vinculados con las plataformas digitales. En el congreso de dicho país se debatió no solamente sobre la regulación de las redes sociales y sus mecanismos de transparencia, sino también sobre noticias falsas, la intimidad digital, el cibercrimen y hasta el marco legal de la inteligencia artificial.
De hecho, algunos especialistas suelen ubicar a Brasil entre los países con mayor poder de regulación; y lo comparan con Australia, con Canadá y hasta con la propia Unión Europea, territorios en los que la convivencia entre las empresas de tecnología y los Estados ha tenido una dinámica conflictiva en los últimos años.
Otra red social
Pero ni Moraes ni Musk parecen ser los ganadores de este enfrentamiento. El efecto colateral del bloqueo hizo que otra red social llamada Bluesky ascendiera de forma meteórica en los últimos días. Se trata de una plataforma ideada por uno de los creadores de Twitter para atraer a los desencantados de la ahora llamada X. Su funcionamiento es muy similar a las redes sociales de microblogging (Mastodon o Threads, por nombrar alternativas), pero se presenta como una opción descentralizada, de código abierto y súper minimalista. El propio gobierno brasileño ya abrió cuentas en esta red, luego de que el propio presidente, Luiz Inácio “Lula” da Silva, hizo lo propio una semana atrás.
Lula da Silva desafió a Elon Musk, tras el cierre de X en Brasil: "¿Quién se cree que es?"Según un reciente comunicado de Bluesky, dicha red ha sumado en las últimas horas “más de 2,6 millones de usuarios, de los cuales más del 85% son brasileños”. Es decir, el portugués ahora será uno de los principales idiomas hablados en esta plataforma que hasta septiembre contaba con un total de 7,6 millones de usuarios. En síntesis, más de un 10% de usuarios de X se han refugiado en un nuevo espacio en el que ahora representarán un cuarto del total de su audiencia. Y como canta Jorge Drexler, citando al químico Antoine Lavoisier: “nada se pierde, todo se transforma”; más aun en terrenos digitales, donde, al fin y al cabo, los usuarios deciden mucho más que un juez o un millonario.